domingo, 1 de julio de 2012

Alimentos poco saludables: una fábrica de epidemias


Desde las chimeneas de Atlanta o Nueva York, o desde las fábricas en Bombay, prolijamente envasadas salen enfermedades crónicas listas para degustar. Diabetes, enfermedad coronaria, hipertensión arterial, todas a cambio de un snack. Lo dijeron en el último número de PloS one: las industrias de los alimentos procesados y las bebidas gaseosas a la salud pública del tercer mundo le hacen mucho mal.

Donald Stuckler, investigador de la británica Universidad de Cambridge, afirmó que todo esto se debe a un empacho neoliberal. Por más que le pese a un granjero en Vietnam, la oferta de este tipo de alimentos -con alto contenido de grasas o de sal-para los habitantes de países en vías de desarrollo resulta barata y difícil de rechazar.

Las empresas multinacionales de países del primer mundo han logrado abrir nuevos mercados en territorios más postergados. El crecimiento en el nivel de consumo de estos productos ha sido vertiginoso, mucho más veloz que lo históricamente observado en naciones lideres. Un mexicano consume más de trescientos litros de gaseosa cada año, mientras tanto el 30% de los niños de ese país sufren obesidad.

En la India o en Vietnam, las multinacionales esperan duplicar el nivel de consumo de bebidas gaseosas en los próximos cinco años. Mientras que en China y Egipto se proyecta un incremento del 50%. Algo nunca visto, incluso en los últimos 50 años de consumo poco saludable de los Estados Unidos.

Paradójicamente la pobreza es un factor de riesgo para la adquisición de estos productos. Los países en ventaja económica pronostican estabilidad o incluso reducciones de las tasas de consumo en los próximos 5 años. Algo similar ocurrirá en sus estadísticas de sustancias tóxicas tales como alcohol o el tabaco.

Para Stuckler, las multinacionales de las gaseosas o los snacks han sabido apropiarse de estrategias empleadas por otros sectores de la industria. La penetración de sus productos comparte las tácticas observadas en las industrias tabacaleras. Los datos estadísticos dan cuenta que en los países donde más se fuma, o se consume alcohol, en paralelo se ingieren mayores cantidades de estos alimentos poco saludables.

El investigador cree que el incremento sustancial en el consumo de estos poco recomendables alimentos no es una consecuencia inevitable del desarrollo económico. Considera que políticas de estado destinadas a limitar las inversiones extranjeras de este tipo empresas, o la regulación de desventajosos tratados de libre comercio, pueden ser beneficiosas para la salud pública de los países en vías de desarrollo.

4 comentarios:

  1. ciertamente se necesita que cada ser humano amemosnuestro cuerpo para cuidarlo !!!

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    1. También debe haber políticas de Estado que protejan la salud, del mismo modo que ahora se está haciendo con el cigarrillo.
      Es algo insólito que en algunos países la gente coma comida chatarra y después hace un juicio por los daños.
      Creo que en Paraguay McDonald no entró.
      Graciela

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    2. Seguro Graciela, de eso trataba el texto. Un estado presente y regulador que cuide la salud pública de la gente. No vería como insolito el juicio por daños. Fijate en los juicios a las tabacaleras, me parecen mas que coherentes. La comida chatarra, al igual que el tabaco, es una adicción. Muchas gracias por el comentarios.

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