domingo, 15 de julio de 2012

Ana Laura Calí: con Síndrome de Down y título terciario

Bitácora Suite101: Artículos de otro espacio y tiempo para un mundo curvo y circular.

Ana Laura Calí siempre va, nada parece detenerla. Iba en busca de la luz con una dificultad que según estadísticas ocurre en aproximadamente 1 cada 800 nacimientos en todo el mundo. Se denomina Síndrome de Down. Pero también lo hacía convencida de que ningún cromosoma extra en el par 21 le haría la vida imposible. Sin dudar, dejó el cálido vientre materno para encontrarse con sus fantasmas.

Trisomía del 21 decía una historia clínica. La calculadora de riesgos multiplicaba: mayores posibilidades de padecer enfermedades congénitas cardiacas y digestivas, también trastornos en el habla, el oído y la visión. Como corolario, un número caprichoso llamado coeficiente intelectual que intentaba ponerle limites.

Estimulación precoz para los primeros pasos

Pasó un tiempo y de la mano de sus padres Alicia y Ángel, la inquieta Ana Laura caminó. Su apego a las actividades de estimulación temprana le permitió compensar hipotonías. Una persona con Síndrome de Down suele tener una disminución generalizada en el tono muscular. Es por ello, que algo ya de por sí complejo como aprender a caminar demanda un mayor esfuerzo. Todos los expertos coinciden en el papel central de las tareas de educación motora, aplicadas desde el mismo momento del nacimiento. Pero no solo eso. También reconocen que durante los primeros años de vida el sistema nervioso no se comporta como una estructura rígida, sino que por el contrario tiene una gran plasticidad. Es maleable y susceptible de responder ante estímulos de todo tipo tales como auditivos, visuales, cognitivos y también emocionales.

Además es generoso, reconoce toda la atención prestada y regala habilidades y estrategias adaptativas que facilitarán luego una mayor integración familiar y social. Un día Ana Laura habló. Fue clara, dijo que quería estudiar.  

Integración escolar exitosa

Nunca más paro. Comenzó en un jardín de infantes de Río Colorado, una ciudad de alrededor de 18.000 habitantes ubicada en la Patagonia Argentina, más precisamente en la provincia de Río Negro. Luego escribió sus primeros renglones en la Escuela N° 18 Domingo Faustino Sarmiento, un establecimiento de educación formal.

Finalizado el ciclo primario fue por más y se anotó en el Instituto Gustavo Martínez Zuviría, también de Río Colorado, con la intención de cursar el ciclo secundario. Egresó en 2008, luego de transitar cinco años con muy buenas calificaciones.

Nunca se llevó a rendir ninguna materia, pero como algunos de sus compañeros tuvo que redoblar esfuerzos para aprobar matemáticas. Fue la primera persona con Síndrome de Down que logró la escolaridad completa en la provincia de Río Negro. Durante el acto de entrega del merecido título se acordó de todos. “Agradezco a todos los docentes que me abrieron las puertas y solicito que los otros chicos que nacieron con un cromosoma más, también tengan las mismas oportunidades que tuve yo”, dijo aquella vez al Diario Río Negro.

Una nueva guía de turismo

Dice el refrán que a veces no hay dos sin tres. Para Ana Laura mucho no importa si se tratan de cromosomas o desafíos. Así llegaron los repetidos viajes en colectivo hasta Viedma, capital de Río Negro, para asistir a clases. También los trabajos prácticos, monografías, visitas guiadas, exámenes parciales y finales durante un lapso de dos años.

Hace unos días sumó un nuevo título oficial, esta vez del Instituto Lenguas Vivas. En él se puede leer que Ana Laura es Guía de Turismo especializada en zona Atlántico Patagónica. "El año que viene voy a empezar otra etapa, tampoco va a ser fácil. Debo conseguir un trabajo relacionado a mi carrera, que me agrade y pueda llevarlo a cabo", comentó al ser entrevistada nuevamente por el Diario Río Negro.

Mientras sueña con poder mostrarle al mundo algunos de los atractivos turísticos de la Patagonia argentina, Ana Laura no duerme. Perfecciona su inglés, se lleva bien con las computadoras e Internet, asiste a clases de danzas árabes y teatro. Como si fuera poco, además busca un profesor que le enseñe a tocar la guitarra. Muchas cosas, a pesar de su corta edad. Ana Laura siempre va, tiene solo 21 y trisomía del par 21.

Imagen: Betacontinua-Flickr

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