domingo, 9 de febrero de 2014

Diferénciate




Célula prolífica e inmadura
Rabieta traslocada en un frotis
En ácido tus azules entrañas cura
Ya no trates de eludir tu apoptosis
        
Madura cual durazno en un verano
Y reposa en la luz de un microscopio
Presa de una bondad y un soberano
Siempre inerte ante algún Esculapio

                                         A la memoria de Leo Sachs (1924-2013)

Imagen: euthman

viernes, 7 de febrero de 2014

En una playa junto al mar




No hay dudas que Mar del Plata es una ciudad feliz. Cada verano miles de turistas llegan desde diferentes rincones del país. Buscan un merecido descanso luego de meses de trabajo. El apodo de esta ciudad de la Costa Atlántica Argentina, ubicada a 404 kilómetros de Buenos Aires, no es exagerado. En “La Feliz” existe alegría en la entrada de un concurrido teatro de revistas, en la puerta de un repleto restaurante del centro, en el metro cuadrado disponible de playa en Punta Mogotes. Incluso en un semáforo en rojo de la Avenida Luro. Aquí cinco opciones, un tanto más tranquilas y pintadas de verde, para disfrutar  la naturaleza marplatense. Útiles también para complementar la infaltable foto con los lobos marinos de la Rambla. Todo por supuesto sin perder la sonrisa.

1) Reserva Natural del Puerto: Al sur de la ciudad, y en menos de 50 hectáreas vecinas al puerto, reposa la biodiversidad. Cuenta con humedales, médanos, lagunas y pastizales en donde viven un sinnúmero de especies animales y vegetales. Ejemplares de flora autóctona como la cortadera (Cortaderia selloana) o el espartillo (Spartina coarctata) son solo dos de las 170 especies de vegetales que se pueden apreciar. Con más de 150 especies de aves diferentes la reserva constituye un sitio privilegiado para el avistaje de dicha fauna. Cisnes de cuello negro, patos maiceros, pájaros federales, posan todos frente a las cámaras. Mamíferos como el coipo o anfibios como la ranita del zarzal buscan también un lugar en la postal. Desde hace unos años la Fundación Reserva Natural Puerto de Mar del Plata, y Greenpeace Argentina, libran una batalla contra la destrucción de este valioso ecosistema. Denuncian que algunas obras ilegales iniciadas, con movimiento de tierra y relleno de lagunas, amenazan con borrarla del mapa. “Si la conozco, la protejo”, dice un precepto ecologista. Visitas guiadas, avistaje de aves, actividades de educación ambiental. A no olvidar el protector solar. 

 2) Playa Surfrider (ex Tamarindo): Verdadero paraíso para surfers avanzados  o principiantes. Con olas de clase mundial, escuela de surf  y la playa pública más limpia de Mar del Plata. Desde hace unos años la Fundación Surfrider  trabaja fuertemente en la preservación del ecosistema costero: tareas de limpieza de la playa, reforestación con tamariscos y siempreverdes para mitigar la erosión generada por el viento, son solo algunas de las labores encaradas. En este reducto, situado a 2.7 kilometros al sur del faro, convergen torneos de surf con actividades que abordan temas vinculados al uso sustentable de las costas. Adrenalina y conciencia ecológica en dosis correctas. Por favor no olvidarse las ojotas. Como dice el manual del ecoturista, mejor no dejar ningún rastro.

3) Reserva Forestal y Educativa San Jacinto: se trata de un bastión de resistencia en la costa marplatense. Espacio natural y público, en medio de un conflicto con intereses privados. “Aloja el último médano público de la costa”, dicen los integrantes de la Asamblea Verde Mundo.  Un balneario con acceso gratuito, contenidos educativos para niños, actividades artísticas y militancia ecológica de barrio. Todo en el San Jacinto, a 1.5 kilometros del faro en dirección sur. Para bailar en la arena, al ritmo de los tambores hasta que caiga el sol.

4) Bosque Peralta Ramos: Alrededor de 450 hectáreas densamente pobladas por arboles no autóctonos plantados por el hombre. Acompañan a los cipreses, eucaliptos y cedros –por nombrar solo algunas de las numerosas especies vegetales-  más de 115 especies de aves y también algunos mamíferos como cuises, liebres y comadrejas. Completa el panorama de esta reserva forestal algunos pintorescos chalets, hosterías y cabañas. Son residencias destinadas a alojar, de manera permanente o temporal, a aquellos que buscan un contacto directo con la naturaleza. Entorno ideal para desgastar las bicicletas.

 5) Parque Camet: un pulmón verde emblemático situado en el norte de la ciudad. Es cierto, en el último tiempo con algunas dificultades para respirar. Todo producto de años de falta de mantenimiento y de un inadecuado uso de las instalaciones por parte de los concurrentes. Pero Camet es una frondosa arboleda  de coníferas y eucaliptos que resiste, un tranvía ecológico que nunca te va a dejar a pie. De la mano de algunas mejoras entre otras cosas se plantaron nuevos árboles. También volvieron los históricos botes con forma de cisnes. ¿Existe alguien que no se haya sacado una foto a bordo de ellos allá por los ochenta?  Quizás sea un preludio, el anticipo de una renovada inyección de naturaleza para un pulmón en  rehabilitación. Sitio privilegiado para la práctica de actividades deportivas y recreativas al aire libre. ¡Si no existen fogones disponibles,  suspender el asado! Los árboles te lo van a agradecer.

En Mar del Plata “explotó” el verano. Dieron a conocer por televisión quien fue el afortunado turista que llegó primero a la ciudad ni bien iniciado el 2014. Luego olas de gente por la peatonal. Pero también existen otras postales verdes un tanto menos conocidas. Ideales para complementar la naturaleza pétrea de los lobos marinos de La Rambla. Siempre la ciudad se sale con la suya y en Mar del Plata todos contentos.

Imagen: DiegoDacal/Flickr