No hay dudas que Mar del Plata es una ciudad feliz. Cada
verano miles de turistas llegan desde diferentes rincones del país. Buscan un
merecido descanso luego de meses de trabajo. El apodo de esta ciudad de la
Costa Atlántica Argentina, ubicada a 404 kilómetros de Buenos Aires, no es exagerado.
En “La Feliz” existe alegría en la
entrada de un concurrido teatro de revistas, en la puerta de un repleto
restaurante del centro, en el metro cuadrado disponible de playa en Punta
Mogotes. Incluso en un semáforo en rojo de la Avenida Luro. Aquí cinco opciones,
un tanto más tranquilas y pintadas de verde, para disfrutar la naturaleza marplatense. Útiles también
para complementar la infaltable foto con los lobos marinos de la Rambla. Todo por
supuesto sin perder la sonrisa.
1) Reserva
Natural del Puerto: Al sur de la ciudad, y en menos de 50 hectáreas vecinas al
puerto, reposa la biodiversidad. Cuenta con humedales, médanos, lagunas y
pastizales en donde viven un sinnúmero de especies animales y vegetales. Ejemplares
de flora autóctona como la cortadera (Cortaderia selloana) o el espartillo (Spartina
coarctata) son solo dos de las 170 especies de vegetales que se pueden
apreciar. Con más de 150 especies de aves diferentes la reserva constituye un
sitio privilegiado para el avistaje de dicha fauna. Cisnes de cuello negro,
patos maiceros, pájaros federales, posan todos frente a las cámaras. Mamíferos
como el coipo o anfibios como la ranita del zarzal buscan también un lugar en
la postal. Desde hace unos años la Fundación Reserva Natural Puerto de Mar del
Plata, y Greenpeace Argentina, libran una batalla contra la destrucción de este
valioso ecosistema. Denuncian que algunas obras ilegales iniciadas, con
movimiento de tierra y relleno de lagunas, amenazan con borrarla del mapa. “Si la conozco, la protejo”, dice un
precepto ecologista. Visitas guiadas, avistaje de aves, actividades de
educación ambiental. A no olvidar el protector solar.
2) Playa Surfrider (ex Tamarindo): Verdadero
paraíso para surfers avanzados o
principiantes. Con olas de clase mundial, escuela de surf y la playa pública más limpia de Mar del Plata.
Desde hace unos años la Fundación Surfrider trabaja fuertemente en la preservación del
ecosistema costero: tareas de limpieza de la playa, reforestación con tamariscos
y siempreverdes para mitigar la erosión generada por el viento, son solo algunas
de las labores encaradas. En este reducto, situado a 2.7 kilometros al sur del
faro, convergen torneos de surf con actividades que abordan temas vinculados al
uso sustentable de las costas. Adrenalina y conciencia ecológica en dosis correctas.
Por favor no olvidarse las ojotas. Como dice el manual del ecoturista, mejor no
dejar ningún rastro.
3) Reserva
Forestal y Educativa San Jacinto: se trata de un bastión de resistencia en la
costa marplatense. Espacio natural y público, en medio de un conflicto con
intereses privados. “Aloja el último
médano público de la costa”, dicen los integrantes de la Asamblea Verde
Mundo. Un balneario con acceso gratuito,
contenidos educativos para niños, actividades artísticas y militancia ecológica
de barrio. Todo en el San Jacinto, a 1.5 kilometros del faro en dirección sur. Para
bailar en la arena, al ritmo de los tambores hasta que caiga el sol.
4) Bosque
Peralta Ramos: Alrededor de 450 hectáreas densamente pobladas por arboles no
autóctonos plantados por el hombre. Acompañan a los cipreses, eucaliptos y
cedros –por nombrar solo algunas de las numerosas especies vegetales- más de 115 especies de aves y también algunos mamíferos
como cuises, liebres y comadrejas. Completa el panorama de esta reserva
forestal algunos pintorescos chalets, hosterías y cabañas. Son residencias destinadas
a alojar, de manera permanente o temporal, a aquellos que buscan un contacto
directo con la naturaleza. Entorno ideal para desgastar las bicicletas.
5) Parque
Camet: un pulmón verde emblemático situado en el norte de la ciudad. Es cierto,
en el último tiempo con algunas dificultades para respirar. Todo producto de
años de falta de mantenimiento y de un inadecuado uso de las instalaciones por
parte de los concurrentes. Pero Camet es una frondosa arboleda de coníferas y eucaliptos que resiste, un
tranvía ecológico que nunca te va a dejar a pie. De la mano de algunas mejoras entre
otras cosas se plantaron nuevos árboles. También volvieron los históricos botes
con forma de cisnes. ¿Existe alguien que no se haya sacado una foto a bordo de
ellos allá por los ochenta? Quizás sea
un preludio, el anticipo de una renovada inyección de naturaleza para un pulmón
en rehabilitación. Sitio privilegiado
para la práctica de actividades deportivas y recreativas al aire libre. ¡Si no
existen fogones disponibles, suspender
el asado! Los árboles te lo van a agradecer.
En Mar del Plata “explotó” el verano. Dieron a conocer
por televisión quien fue el afortunado turista que llegó primero a la ciudad ni
bien iniciado el 2014. Luego olas de gente por la peatonal. Pero también
existen otras postales verdes un tanto menos conocidas. Ideales para
complementar la naturaleza pétrea de los lobos marinos de La Rambla. Siempre la
ciudad se sale con la suya y en Mar del Plata todos contentos.